EUROPA
PRESS
24 enero
2017
Un estudio publicado en la revista 'JAMA Dermatology' alerta de
que los tatuadores están perdiendo una oportunidad para ayudar a la detección
del cáncer de piel y están dejando pasar lunares o manchas dibujando sobre
ellos, favoreciendo así que la enfermedad sea más difícil de diagnosticar.
En
concreto, una encuesta de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) ha
revelado que sólo el 43 por ciento de estos profesionales están formados para
trabajar la piel con lunares, manchas u otras lesiones cutáneas, y alrededor
del 55 por ciento admiten haber rechazado a algún cliente por un problema en su
piel, aunque más por razones estéticas que por su preocupación por una posible
enfermedad.
"Sabemos
que el cáncer de piel puede aparecer incluso a partir de lesiones relativamente
pequeñas y planas, que no deben ser pintadas", ha alertado Westley Mori,
investigador que basó su trabajo en 42 encuestas anónimas a profesionales del
tatuaje, de los que la mitad llevaban más de ocho años en ella.
Sólo el
17 por ciento de los tatuadores admitió haberse sometido a una revisión
periódica de su piel o de algunos lunares en concreto, mientras que un 7 por
ciento se había sometido a una biopsia y poco más del 2 por ciento había
sufrido un cáncer de piel o tenían entre sus amigos o familiares a alguien con
esta enfermedad.
Aproximadamente
el 21 por ciento aseguraba tener "gran" conocimiento sobre el
melanoma y el 14 por ciento también decía conocer otros tumores cutáneos. Sin
embargo, sólo el 29 por ciento admitieron haberse negado a tatuar una piel con
una lesión que pudiera ser preocupante.
Un
porcentaje similar, en torno a uno de cada tres encuestados, dijo haber
identificado en algún cliente una lesión que podía ser maligna y recomendó una
cita con el dermatólogo para salir de dudas.
Además
del tamaño pequeño de la muestra, los autores admiten que otra de las
limitaciones del estudio es la falta de datos sobre la información que los
tatuadores decían tener sobre el cáncer de piel, o si realmente podían
identificar lesiones que resultaran preocupantes.
"Definitivamente
los tatuadores no están formados adecuadamente sobre diferentes lesiones
cutáneas, no sólo el cáncer de piel, sino también de otras lesiones como las
verrugas que pueden ser un problema a la hora de hacer un tatuaje", ha
añadido Tina Alster, directora del Washington Institute of Medicine
Dermatologic Laser Surgery, que no ha participado en el trabajo.
Ambos
expertos aconsejan a quienes quieran hacerse un tatuaje que, antes de nada,
acudan al dermatólogo para que evalúe la presencia de lunares u otras anomalías
antes de que el dibujo pueda cubrirlas.